lunes, 11 de febrero de 2008

¿Se vale decir que una empresa es Socialmente Responsable?

El concepto de Responsabilidad Social Empresarial se ha visto fortalecido recientemente desde la propuesta del Pacto Global de la ONU en 1999 por Koffi Annan. Sin embargo, conocemos varios ejemplos de empresas que desde su fundación han tenido prácticas de responsabilidad social. Estas son empresas que han perdurado en el tiempo no solamente porque han podido ofrecer productos o servicios de calidad a precios competitivos, sino porque también han sabido dar las respuestas correctas a las expectativas de los sectores con los cuales ellas tienen relación, en materia de desarrollo integral de sus trabajadores y en aporte a la comunidad que les permitió crecer y desarrollarse.

Me parece que ahora que esta “de moda” la RSE valdría la pena cuestionarse si en verdad las empresas que ostentan esta etiqueta son de verdad socialmente responsables ¿Hasta donde son lo que dicen? ¿En que áreas? ¿Con quien?

No estamos en contra de que las empresas manifiesten su compromiso con la RSE, sino todo lo contrario, creemos que su testimonio congruente podrá generar un cambio importante en la sociedad y economía de nuestro país, sin embargo, se antoja arriesgado para las mismas empresas decir que son socialmente responsables porque quedan expuestas a que sus grupos de interés les marquen o subrayen hasta sus pequeñas fallas ¿y quien no las tiene?

Tal vez deberíamos establecer que la RSE es un proceso y no un fin. Esto nos pone a salvo de las críticas.

Si la RSE es un proceso de mejora continua entonces podríamos modificar la frase para decir, en vez de Empresas Socialmente Responsables, empresas "Comprometidas con la Responsabildiad Social Empresarial"


¿Por qué habla un obispo de «sueldo ético»?

Por monseñor Alejandro Goic Karmelic.



SANTIAGO, sábado, 10 noviembre 2007. Publicamos la última parte de la intervención de monseñor Alejandro Goic Karmelic, obispo de Rancagua, presidente de la Conferencia Episcopal de Chile, ante el Consejo Asesor para la Equidad Social, el pasado 7 de noviembre.


* * *

¿Por qué hablé de sueldo ético?

Porque vivo en un país mayoritariamente cristiano (cerca del 90%); el mensaje de Jesús es claro; y también porque los que tienen otra fe, ó los que no tienen ninguna, anhelan mayoritariamente un Chile mejor para todos.


Aquella miseria que condena a los pobres al hambre, a la enfermedad, a la soledad, al llanto, no tiene su origen en Dios. Al contrario, aquello es un escándalo para Él. Dios quiere a todos saciados, felices y riendo. Los que no interesan a nadie le interesan a Dios. Los que no tienen a nadie que los defienda le tienen a Dios como Padre. El mensaje y la actuación de Jesús no significan ahora mismo el final del hambre y la miseria, pero sí una dignidad indestructible de todas las víctimas de abusos y atropellos. Todo el mundo ha de saber que son los hijos e hijas predilectos de Dios. Nunca, en ninguna parte, se construirá la vida como la quiere Dios si no es liberando a estos hombres y mujeres de la miseria.


Éste es un momento privilegiado de Chile. Se instaló el tema de la mayor equidad y justicia social. Ustedes han sido llamados por la máxima autoridad del país, para pensar propuestas y caminos de solución, que después deberán ser transformadas en leyes para cambiar la actual realidad.


Yo me dirigí a la conciencia cristiana de Chile, especialmente a los que comparten mi fe, pero también a todos los chilenos y chilenas que no profesan mi fe y que anhelan un país más justo.


Hay una actitud básica que es fundamental si queremos una mayor justicia social: ponernos en el lugar de los más pobres.


Permítanme concluir con una historia real reciente: «Quiso vivir con el sueldo que pagaba y no llegó a fin de mes».


El empresario italiano Enzo Rossi, de 42 años, ha decidido subir el sueldo de sus empleados en doscientos euros netos al mes después de haber intentado vivir con su salario y llegar sólo hasta el día 20. Rossi, director de la fábrica de pasta Campofilone, declara tras la experiencia que «es justo tomar más de los ricos para dárselo a los pobres», según publicó el diario La Repubblica en su edición digital.

El empresario se asignó un sueldo de mil euros para sí y otros mil para su mujer, que también trabaja en la sociedad, aunque reconoce que esos dos mil euros de ingresos son superiores, incluso, a los que tienen algunas de las familias de sus empleados.


El empresario explica que decidió hacer la experiencia porque «estamos volviendo al siglo XIX cuando en el pueblo había condes y barones, por un lado, y aparceros, por el otro, y se decía que los cerdos nacían sin piernas porque los jamones debían ir a los señores».


«En los últimos decenios la vida de los trabajadores creció y la diferencia con las otras clases sociales había disminuido. Pero ahora se está volviendo atrás y hay que remediarlo».


El empresario comenta que no ha sido capaz de llegar al día 20 después de haber pagado las facturas del agua, el gas, el seguro del automóvil y haber tenido cuidado en el gasto cotidiano. «Eso significa que en un año entero habría estado sin dinero durante 120 días al año; eso no sólo es pobreza, es también desesperación.»


Después, hace una metáfora para mejor comprender la situación de no tener dinero a fin de mes: «me he sentido como uno cuando se sumerge en el mar a veinte metros de profundidad y descubre que la bombona de oxígeno se ha agotado». Por ello, ha decidido subir el sueldo de sus empleados en 200 euros al mes, ya que «es lo mínimo» que podía hacer.


«El coste de la vida ha subido 150 euros al mes, según el Instituto Nacional de Estadística. Para los que son como yo no es nada, para los trabajadores 150 euros menos son casi dos mil euros al año y eso significa no pagar las averías del automóvil o no comprar la computadora al hijo».


El empresario explica que en los dos últimos años los beneficios de su empresa han ido bien y, por tanto, «no es justo que el único en disfrutarlos sea yo».

Con profundo respeto y sincera humildad, le hago una propuesta a cada uno de ustedes, en este hermoso y complejo trabajo que les encomendó la Sra. Presidenta de la República:


Dediquen un día, o medio día a dialogar con un hogar pobre en alguna población de Santiago. Vayan en el Transantiago. Penetren en ese hogar, dialoguen con sus integrantes, escúchenles, pónganse en su lugar. Estoy seguro que les pasará algo parecido a lo que vivió el empresario italiano, Enzo Rossi. Y entonces, a través de ustedes y de su noble servicio a Chile, muchos más entenderán que el salario ético es una necesidad ética para nuestros compatriotas más pobres, y que entonces, sí, que el Bicentenario será una auténtica celebración de humanidad y fraternidad.

Atrévete a Ser de Verdad Socialmente Responsable

CRESE Certificado de

Responsabilidad Social Empresarial

Con un estándar elevado

Para reconocer a las empresas que en verdad

Puedan ser un ejemplo a seguir.

Reconociendo la importancia que han adquirido en todo el mundo las actividades de Responsabilidad Social Empresarial y la necesidad que tenemos de ellas para fortalecer a nuestras empresas y a la sociedad, Empresa Responsable, A.C. decidió emprender un programa para reconocer a las empresas socialmente responsables que cumplan con los requisitos establecidos en la guía del reconocimiento CRESE Certificado de Responsabilidad Social Empresarial.

El reconocimiento CRESE esta basado en principios universales, centrados en la persona humana centrados en la persona humana como son el respeto a las personas, la solidaridad, la subsidiaridad y la búsqueda del bien común.

Si requiere más información conéctese al sitio Web de Empresa Responsable, A.C.: http://www.empresaresponsable.org o al teléfono en México 55-722-3851242.

Contacto: Luis Eduardo Olivera Martínez de Castro: leolivera@empresaresponsable.org

“La solución de los problemas de la empresa, conformará el sistema bajo el que tendremos que vivir”
-Peter Druker-


“El mercado es un mecanismo que ignora la justicia y la piedad, debemos humanizarlo. Es una creación nuestra, de modo que podemos orientarlo y volverlo más equitativo y menos anárquico”

-Octavio Paz-

Hasta que quienes ocupan puestos de responsabilidad no acepten cuestionarse con valentía su modo de administrar el poder y de procurar el bienestar de sus pueblos, será difícil imaginar que se pueda progresar verdaderamente hacia la paz”.
-Juan Pablo II-

¿A qué llamamos “Ética Profesional?

A nuestro alrededor, la palabra ética resuena como una voz distante y ajena a nuestro ser. Actuamos sin pensar en el bienestar del prójimo y lo miramos ajeno a nuestras vidas; encerrados en nuestros propios problemas, solo nos ocupamos de lo que nos beneficia en el corto plazo o nos causa satisfacción.

Si el mundo mira con esos ojos de indiferencia todo lo que le rodea, incluyendo su misma naturaleza humana, la ética se convierte en una realidad, que podría decirse, que ya no pertenece al ser del hombre y se convierte en anticuado quien la adopta como un valor fundamental en su vida y con el paso del tiempo lo que antes distinguíamos como bien o mal nos parece ahora la misma cosa.

Lo trascendente ya no es una palabra común en el vocabulario de muchos; esta palabra esta quedando en desuso, se esta convirtiendo en obsoleta. En otras palabras partiendo del sentido estrictamente discursivo, ha “pasado de moda”. Por tanto hablar de la ética, es ahora hablar sobre un asunto “pasado de moda”, que se esta quedando en el olvido.

Pero a caso, conocemos en verdad que es la ética, o sólo la catalogamos en un sentido peyorativo; por creer que coarta nuestra libertad. Si bien es conocido el concepto de Ética que parte de la raíz griega “ethos” (carácter, temperamento, hábito, modo de ser) que hace hincapié en un modo de conducta que es adquirido por medio del hábito y no por disposición natural. Por su definición etimológica, la ética es una teoría de hábitos y costumbres. Comprende, ante todo, “las disposiciones del hombre en la vida, su carácter, sus costumbres y, naturalmente, también la moral.” (Aranguren).[1]

Así, si un hombre que a lo largo de su caminar en la vida, la ve ajena de su ser, simplemente porque la palabra no es parte de su habla coloquial, ¿como podrá distinguir el concepto de “Ética Profesional”?, que tarde o temprano lo alcanzará, ya que por convicción o cualquier otro motivo, se dedicará a un oficio, trabajo o quehacer profesional, y cuando lo ejerza, este concepto de aplicación de la ética profesional, no tendrá ningún eco en su interior porque siempre estuvo distante del mismo concepto.

La Ética Profesional entendiendo lo anterior, no es más que la proyección del quehacer del mismo ser, es decir, se trata de la fuerza moral en la que profesamos nuestras convicciones. La razón ética del trabajo tiene su fundamento en la fusión de la dignidad con el propio ser, como lo que esencialmente es en la labor que se desempeña. Por tanto, la eficiencia debe dejar de usar al hombre como medio para conseguir un fin, para que ante la exigencia ética se transforme la eficiencia. El trabajo es trascendente, y abarca la dimensión ética, porque puede hacerse bien o mal; el sentido ético de la vida es posible porque puede vivirse bien o mal. Y, desde la perspectiva de Aristóteles, en su Ética Nicomáquea”, se ha visto la compaginación estrecha entre vivir bien, obrar bien y ser feliz.[2]

Si comprendemos esta gran pauta aristotélica, la Ética Profesional no depende directamente de ciertas normas o códigos de “ética” de distintos ámbitos profesionales. La Ética no tiene como finalidad, la de ponernos en el dilema de cumplir o no determinadas reglas morales. La Ética, en el sentido profesional, tiene que ver íntimamente con nosotros, esta implicada en el modo de llevar a cabo nuestro quehacer, e implica entrega vocacional, responsabilidad, honestidad intelectual y práctica constante de lo que sabemos y lo que hacemos.

Este compromiso es tan profundo que en él, retomando de nuevo las ideas de Aristóteles respecto a las virtudes, afirma que “poco o nada tiene que ver el saber, pues para la ética valen más los actos de justicia, templanza, la responsabilidad, y especialmente la autenticidad.[3] La ética profesional es fundamentalmente un compromiso con lo que uno hace, con lo que cada ser humano es a lo largo de la vida, es una manifestación del servicio que tiene una dimensión en el ámbito social. La ética profesional podría sintetizarse en el fundamento ético de lo que hago y soy, es decir una forma determinada de vida.



[1] Cfr. Aranguren, José Luis. Ética. Madrid, Revista de Occidente. 1958.

[2] Cfr. Ética Nicomáquea, Tr. Antonio Gómez Robledo, Universidad Nacional Autónoma de México, 1983 (Col. Biblioteca Scriptorvm Grecorvm et Romanorum Mexicana lib. I, IV.

[3] Cfr. Ética Nicomáquea, op cit., Lib II, IV.